Preguntas a dos meses de las elecciones

¿Caerá la participación con respecto al 20-D?

Todo parece indicar que sí. Se respira en el ambiente un sentimiento de hastío ciudadano que se puede traducir en una bajada de la participación. Además, el precedente que tenemos en España de repetición de elecciones no es muy optimista en ese aspecto. En las de la Comunidad de Madrid de 2003 la participación cayó casi un 7% en la repetición de los comicios.

¿Variarán significativamente los resultados respecto a diciembre?

No parece probable, pero dependerá sobretodo de quien logre imponer su relato sobre porque vamos a repetir elecciones y de la movilización que tengan los nuevos con su electorado, mucho menos fiel que el de PP o PSOE. De todas formas, parece ser que la repetición de elecciones beneficiaría al PP ya que podría mejorar sus resultados en escaños manteniendo una cifra similar de votos a la lograda hace 4 meses. Al PSOE le puede pasar factura su estrategia de las últimas semanas y los nuevos partidos se enfrentan a la difícil tarea de mantener la movilización de la parte de su electorado que habitualmente no vota.

¿Repetirán los cabezas de cartel de las principales formaciones?

Posiblemente, aunque dependerá en gran medida de lo que quiera hacer Susana Díaz, pues el PSOE, por estatutos, está obligado a convocar primarias. Albert Rivera y Pablo Iglesias ya han anunciado su intención de repetir al considerar esto una “segunda vuelta”, y, pese a la crítica interna, parece complicado imaginar que intenten desbancar a Mariano Rajoy del cartel del PP.

¿Habrá confluencia entre Podemos e IU?

Los rumores indican que está más próxima de lo que estuvo en diciembre. Igualmente, es complicado debido a los escollos internos en ambas formaciones. Por otra parte, para poder confluir tendrán que acordar la fórmula bajo la que presentarse y el peso reservado a cada formación. Es de suponer que Podemos pedirá priorizar el peso parlamentario, mientras que IU buscará imponer el peso electoral.

¿Se repetirán las fórmulas En Comú, Podem-Compromís y En Marea?

En Cataluña se da por hecho que sí, pese a las discrepancias entre Iniciativa y Podemos por la gestión del grupo de CSQEP en el Parlament, en Galicia también, y lo más probable es que Compromís apueste por ir por separado, si tenemos en cuenta que sus diputados rechazaron integrarse en el grupo parlamentario de Podemos, siendo los únicos de las 3 fórmulas anteriormente mencionadas que pasaron al grupo mixto al no poder ofrecerles la formación morada la creación de grupos parlamentarios propios, como habían acordado.

¿Mantendrán los principales partidos sus exigencias ante posibles pactos?

Dependerá en gran medida del resultado electoral. Si el Congreso se mantiene con una fragmentación similar, es de suponer que poco a poco irán cediendo, ya que de lo contrario nos encontraríamos ante una situación de bloqueo constante. No obstante, en caso de surgir un hegemón, es decir, que un partido por sí solo se quede cerca de poder lograr la mayoría absoluta, es de esperar que se haga más fuerte en su discurso y obligue al resto a ceder para adaptarse a él.

Partidos y Redes Sociales

Las redes sociales son hoy en día un elemento fundamental para la comunicación de un partido político. Vivimos rodeados de hastags, imágenes, trending topics, vídeos cortos con eslóganes y presentaciones de Power Point compartidas como álbumes en sus perfiles de las redes.

Las redes sociales son también una herramienta genial para interactuar con la población y pulsar sus opiniones, sin embargo es algo que los principales partidos no aplican.  Y en parte es entendible, porque con tantos “trolls” y gente en busca de su minuto de gloria pululando por la red, es complicado para los community managers de los partidos distinguir con que usuarios se puede mantener un debate moderado y con cuáles no. Si revisamos los perfiles de twitter, por poner un ejemplo, de los principales partidos, podemos ver que ante prácticamente cualquier tweet hay alguna respuesta de alguien a quien fácilmente se puede calificar como «troll».

De todas formas, los grandes partidos tienen un comportamiento muy similar en perfiles de twitter. Si exceptuamos a Ciudadanos, que sigue aproximadamente a un tercio de sus seguidores, el resto de los partidos no optan por la estrategia de seguir indistintamente a sus seguidores, reservando esa herramienta para las diversas cuentas territoriales del partido y sus líderes, además de periodistas, medios y profesionales y asociaciones de diferentes sectores.

Otra herramienta útil que nos ofrece twitter son los trending topics. Los diferentes partidos lanzan hastags relacionados con el asunto que quiere tratar el partido, ya sea en forma de mensaje positivo dirigido al propio partido o en como un mensaje negativo dirigido hacia un rival.

Izquierda Unida es un ejemplo algo diferente. Además de ser el primero de los principales partidos nacionales en llegar a la red social del pajarito, su timeline es un poco diferente del resto. Mientras que los cuatro grandes reducen su muro a una mera herramienta desde la que transmitir su discurso, con tweets y retweets de eslóganes, frases dichas por sus políticos en los diferentes medios y explicaciones, en «La Cueva» además intercalan dosis de humor que les dio gran visibilidad durante la última campaña electoral.

Podemos, por su parte, demostró en sus redes la evolución que ha tenido como partido. En un inicio, antes de iniciar la campaña de las elecciones europeas de 2014, la estrategia de comunicación del partido era la de intentar contestar a todas las dudas que se planteaban, pero, el crecimiento de los apoyos al partido tuvo como consecuencia que las redes del partido se acabasen por parecer cada vez más a las de un partido tradicional, que es cómo funcionan hoy en día.

En cuanto a facebook, las cuentas de los grandes partidos en esta red social demuestran la diferencia con respecto a twitter. Menos mensajes que respecto a twitter, pero más largos. También tienen menos seguidores que en la red del pajarito, pero los “trolls” abundan de igual manera en ambas redes sociales, de ahí que el comportamiento de los partidos sea el mismo.

Por último, cabe destacar que el tener más seguidores o más presencia en las redes sociales no implica tener mejores resultados electorales, algo que quienes sigan en las redes a UPyD o VOX sabrán perfectamente.

¿Y vosotros, como mejoraríais el funcionamiento de las redes de un partido político?

 

Pedro debe caer

En el primer artículo del blog, analizamos la situación del PSC en Badalona haciendo hincapié en que la división interna entre aquellos que querían pactar con partidos de izquierdas y aquellos que se sentían más cómodos haciendo lo propio con partidos situados más a la derecha del espectro político.

Esta dicotomía a la que hacíamos mención a nivel local se repite también a nivel estatal. Como ya hablamos en “Juego de Escaños” cuando analizamos las opciones del PSOE en el Congreso, en el seno del partido socialista se está librando una batalla interna. De un lado, los partidarios de Pedro Sánchez, y de otro, los críticos. O lo que es lo mismo, aquellos que están deseando que Susana Díaz dé el salto a la política nacional.

De momento, Pedro Sánchez va ganando la guerra interna. Ha conseguido aplazar el congreso de la formación hasta después de la más que posible celebración de las elecciones anticipadas e ir marcando el tempo en las negociaciones para intentar formar gobierno.

Mucho ha cambiado en la relación entre Pedro y Susana desde que el primero se postuló a la secretaría general hasta hoy en día. En un principio, al madrileño se le acusó de ser una marioneta de la presidenta andaluza, mientras que hoy todo indica que Díaz estaría preparando el terreno para competir con Sánchez por el liderazgo del partido, decepcionada por su forma de dirigirlo.

El título del post es “Pedro debe caer”, no porque espere la caída del dirigente socialista, sino porque hasta que el PSOE no resuelva su guerra interna no sabremos hacia dónde se encamina.

Por un lado, dicen que quieren pactar con Podemos, mientras que por el otro acuerdan con el PP y Ciudadanos repartirse los puestos de la mesa del Congreso y la Comisión Permanente. Por un lado, dicen que quieren aplicar políticas progresistas, mientras que por el otro presentan un acuerdo de “reformas” con un partido como Ciudadanos, cuyo máximo exponente económico es un liberal como Luis Garicano.

La guerra interna tiene dos soluciones, y ambas se avecinan difíciles para el PSOE. Puede ganarla el sector de Sánchez, lograr imponer su visión, volver a intentar ser un partido de izquierdas y que haya una fuga de votos hacia Ciudadanos. O bien puede ganarla el sector de Díaz, pactar una gran coalición y que la fuga de votos se produzca igualmente, pero dirección Podemos. Ambas soluciones serían tremendamente negativas para el PSOE tal y como lo conocemos hoy en día. Podría existir una tercera vía, que es mantener el partido tal y como está actualmente, aplicando masilla en las grieta que van surgiendo, pero arriesgándose a que la fuga de votos se produzca en ambas direcciones.

Pedro Sánchez caerá, más pronto que tarde, porque ni siquiera la victoria en la guerra interna del partido le garantiza estabilidad en el cargo. Esa victoria sumada a una pérdida de votos le podría acarrear de igual manera la salida de la secretaría general del partido. Quizás su única salida para mantener el puesto es ser investido presidente del gobierno. De ahí sus esfuerzos, a veces desesperados, por intentar lograrlo. Una investidura le serviría para aplacar a los críticos en el partido (¿alguien se imagina a un partido apartando a su líder siendo este presidente del gobierno?) y le garantizaría cuatro años de libertad para dirigir la política del partido y del país.

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CSQEP contra la irrelevancia

La situación política catalana es especial. El “procés” polariza todo y se come a líderes y a partidos por igual. Artur Mas o Pere Navarro son solo dos de esos nombres a los que estos tiempos inciertos han devorado.

Entre partidos, estos años se han llevado por delante a Convergencia i Unió como tal, han hecho prácticamente desaparecer de las instituciones a Unió al ir por separado, han visto el hundimiento del PSC, el crecimiento de la CUP y Ciudadanos, y amenaza con llevarse por delante también a Iniciativa per Catalunya. Porque Iniciativa per Catalunya como tal sigue existiendo, pero ya no tiene representación como tal salvo en algunos ayuntamientos.

ICV ha perdido su representación no porque el electorado no confiara en su opción, sino porque prefirió, de cara a las elecciones municipales, apostar por las candidaturas de confluencia. Así pues, en Barcelona se integraron en la plataforma Barcelona en Comú, liderada por Ada Colau.

Los éxitos de las candidaturas municipalistas animaron a repetir la fórmula de cara a las elecciones catalanas de setiembre. Sin embargo, ahí, los resultados no fueron tan satisfactorios. Mientras que Podemos impidió a sus círculos participar en las elecciones municipales, para las autonómicas sí que podían presentarse bajo su marca. Y con ello, el problema. La declaraciones de la formación morada indicaban que sí querían una confluencia, pero con unas condiciones fuertes. Exigían mantener su marca propia y que el candidato no fuese alguien con vínculos directos a Iniciativa. Así pues, la cara más conocida de Iniciativa, quien se había postulado como candidato, Joan Coscubiela, quedaba descartado, y entraban en la ardua tarea de tener que buscar un candidato de la sociedad civil.

Al final el escogido fue Lluís Rabell, un activista vecinal sin el carisma necesario para optar a la Generalitat. La campaña fue un cúmulo de despropósitos, con Pablo Iglesias y los líderes de Podemos monopolizando la atención mediática (celebre fue la imagen del candidato en un segundo plano, fuera del corro de periodistas mientras el líder de Podemos atendía a los medios) y cometiendo errores como fue el considerar que el apoyo a la independencia dependía del lugar de nacimiento de los padres, entre otras. Los resultados demostraron que la estrategia había sido errónea. Sin el apoyo de Ada Colau, la confluencia solo logró 8.000 votos más que los que consiguió ICV en 2012 (con un 8% más de participación respecto a esas elecciones) y CSQEP quedó en una situación parlamentaria en la que no tiene ninguna influencia en las votaciones, ya que la clave, esa con la que soñaban ostentar en la coalición, se la quedó la CUP.

Así pues, repetido hasta la saciedad que “las confluencias suman”, en estas elecciones vimos claro como no tiene por qué ser así. Sin un posicionamiento claro en el tema independencia sí o no, CSQEP acabó siendo arrastrada a un debate dicotómico en el que ellos no querían estar. Y sus posibles votantes prefirieron dar apoyo a partidos con una posición clara antes que a ellos.