Tras decir que “no era culpa de la ley d’Hondt”, y que “las encuestas no manipulan”, hoy vamos a analizar otra de esas grandes proclamas que tantas veces escuchamos, las listas abiertas. Prácticamente no hay semana en que desde algún partido no se pida establecer este sistema en la ley electoral, y, si realizamos una búsqueda por twitter, podemos ver como prácticamente no existen mensajes manifestándose en contra de este método.
Ahora bien, ¿conocemos realmente los pros y contras de las listas abiertas? ¿Le sabríamos sacar partido si las aplicáramos? ¿Garantizan las éstas el tener un sistema más democrático? Y, ¿podríamos asumir como ciudadanos los compromisos que exige un sistema de listas abiertas?
Para empezar, en España existen dos tipos de elecciones en los que se aplican listas abiertas. Uno de ellos, en el que la mayoría de lectores estará pensando, es el del Senado. El otro, el más desconocido, es el de los municipios de menos de 250 habitantes. En ambos casos, el ciudadanos puede votar a menos candidatos que escaños reparte la circunscripción (3 para 4 en el Senado, 2 para 3 en municipios de menos de 100 habitantes y 4 para 5 en aquellos con menos de 250) ¿Por qué esta limitación? Sencillo, así se evita que un solo partido cope enteramente los puestos disponibles. Para adjudicar los ganadores de cada escaño mediante este sistema es muy fácil de explicar. Para el Senado, los 4 candidatos más votados son los que obtienen el escaño.
Así pues, explicado cómo funcionan los sistemas de listas abiertas en España, toca enumerar puntos a favor y en contra que presentan.
- Por un lado, es cierto que el establecer un sistema de listas abiertas pueda ayudar a acercar a los representantes electos al ciudadano, ya que elige directamente él a aquel que quiere que lo represente. Por otro lado, el tener un sistema de listas abiertas en una circunscripción grande requiere de ciudadanos mucho más informados, ya que, aún dentro del mismo partido, cada candidato tendrá unas preferencias individuales diferentes que harán que un votante se decante antes por él que por otro, lo cual, aplicarlo en el Congreso, con un sistema electoral en que hay varias circunscripciones grandes, parece inviable.
- Por otro lado, las listas abiertas perjudican a las mujeres y a las minorías. Partidos que han realizado primarias con listas abiertas han tenido que establecer listas cremallera para garantizar la paridad, ya que en las votaciones las mujeres eran sistemáticamente perjudicadas. En EE.UU., por ejemplo, pasa lo mismo con las minorías étnicas.
- Volviendo al primer punto, para poder aplicar listas abiertas, lo ideal sería reducir el tamaño de las circunscripciones, para así poder acercar realmente a los candidatos al ciudadano. No obstante, al reducir el tamaño de la circunscripción se aumentaría la desproporcionalidad del sistema electoral español. Por ejemplo, en el Senado el 20-D Podemos solo obtuvo 9 senadores, mientras que Ciudadanos no consiguió ninguno. Y ésto a otro otro inconveniente de aplicar listas abiertas, del que hablaremos a continuación.
- Tenemos un sistema de listas abiertas funcionando a nivel nacional, pero no lo utilizamos. Si miramos los diferentes resultados por circunscripción en el histórico de elecciones, podemos ver como mayoritariamente la población vota a un partido en bloque, con lo cual, el mecanismo de listas abiertas no se utiliza por la ciudadanía, ya que normalmente los candidatos escogidos suelen ser tres del partido mayoritario y uno del segundo partido.
- Por último, aplicar listas abiertas sería una incoherencia con un Congreso en el cual los partidos tienen disciplina interna de voto. De nada serviría escoger entre los candidatos de un partido si al final todos acabarán votando lo mismo.
Con la información adquirida, ¿vosotros aplicaríais listas abiertas al Congreso?